Harrods: Mercado de lujo, degustación gourmet

Por: Marta Baena Sanz

Corría el año 1834 cuando Henry Charles Harrod, un comerciante de té, inició el que se convertiría en uno de los negocios más famosos y lujosos del mundo. Lo que hoy en día conforma los distintivos almacenes de ropa y accesorios de Harrods fue, en un primer lugar, una humilde tienda de comida que más tarde, en 1849, se asentaría en el lugar donde se encuentra actualmente.

La parada de metro de Knightsbridge alberga no sólo el centro comercial más famoso de Londres, apellidado como su propio creador, sino también uno de los mejores mercados gourmet del planeta, calificado así por sus miles de admiradores. Pero mucho ha tenido que evolucionar hasta ser considerado de esta manera, pues en 1883 sufrió un incendio que derrumbó por completo su estructura. Desde entonces, han hecho falta décadas de transformaciones y más de un siglo de remodelaciones para convertirse en las elegantes y ostentosas galerías que atraen anualmente a millones de visitas.

El majestuoso edificio de ladrillo rojo, que alberga un monumento conmemorativo a la princesa Diana de Gales y a Dodi Al-Fayed, se ha convertido en una atracción turística obligatoria en la ciudad, y aunque no deja de haber compradores que se deleitan por sus exclusivas marcas, son muchos más los que lo visitan a modo de ruta turística para admirar la grandeza y distintiva decoración propia de un museo de lujo.

Mercado gourmet
Quizá es la ropa, los accesorios o la tecnología punta, lo primero que llama la atención a sus visitantes. Sin embargo, si por algo se diferencian estos glamurosos almacenes es por la amplia variedad gastronómica que ofrece de puertas para adentro. Todo un despliegue de medios, que poco escatiman en el precio, para acercar al paladar del público una degustación internacional que se extiende a lo largo de las cuatro plantas de su edificio.

El lema de Harrods es: «Omnia Omnibus Ubique» que significa “Todo para todo el mundo en todas partes”, y por ello, pueden encontrarse productos para todas las culturas, incluyendo surtidos de carnes halal, para los musulmanes, opciones para los vegetarianos, pescados… y estilos innovadores desde dulces hasta salados. Todo tiene cabida en este Food Hall que, por desgracia, no está al alcance de todos los bolsillos.

Los precios oscilan entre unos baremos notablemente amplios como, por ejemplo, las marcas de sus aguas desde una Fiji por ₤2,25 o una Solán de Cabras de ₤5,95, hasta la descomunal cifra de una botella de Glitterati que cuesta cerca de 30 libras esterlinas. Una gama de productos infinita donde se encuentran desde cafés, tés, chocolates, galletas, miel, condimentos y tartas… hasta artículos de lujo como Foie Gras de Trufa por ₤80, Caviar de Sturia o de Beluga a razón de ₤3.750 por 500 gr. Por otro lado, saboreando el más puro estilo español encontramos Jamón 5J por ₤26 y Presa 5J por ₤16, cantidades desorbitadas que sólo unos pocos pueden permitirse gastar.

Restaurantes
Aunque Harrods cuenta con su propia pescadería y carnicería donde se pueden comprar los productos y llevarlos a casa, también se puede pagar el capricho de elegir la pieza que se desee y que la cocinen y preparen para comerla en el momento. Para ello, cuentan en la planta baja con distintos puestos como la Rottiserie, Caviar House Seafood Bar, Bentley’s Sea Grill o el Steak House. También el Oyster Bar ofrece raciones de champagne con ostras por precios que oscilan entre las 20 y las 60 libras.

La primera, segunda y tercera planta albergan los locales de alterne como Montereux Jazz Café, donde se puede pedir caviar o langosta; In-Q Café con los exquisitos sabores del café árabe proveniente de Qatar; o el Café Godiva, con los mejores chocolates traídos desde Bélgica. También para los dulceros está la heladería Ice Cream Parlour, que ofrece una amplia variedad para elegir entre 20 sabores tradicionales y sorbetes, que pueden ser eat-in o take-away. Sin olvidar, por supuesto, la tradicional Tea Room con sus sillones verdes donde se sirve el clásico té británico.

La cuarta planta se reserva para restaurantes como el Tarrace Bar de estilo Gregoriano, con platos contemporáneos y máster chefs; The Kitchen con sabores de América y específicamente con variedades típicas de Méjico; Mezza Lounge con tradicionales sabores como el pollo sazonado, el cordero marinado y tagines propios de Turquía y de Oriente Medio.

Como modalidad exclusiva, y por un tiempo limitado, el público podrá disfrutar de una selección en el piso inferior de cinco de los mejores restaurantes italianos premiados con hasta dos y tres estrellas Michelin. Su estancia, sin embargo, está limitada a un mes cada uno, empezando en septiembre de este año y acabando en enero del 2015. De esta manera, el primer turno le ha tocado a Carlo Cracco, Cerea Brother (octubre), Gennaro Esposito (noviembre), Giorgio Pinchiorri and Annie Féolde y finalizará en enero con Enrico Crippa.

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