Alimentación hospitalaria: en cuidados intensivos

Recientemente, el NHS lanzó sus nuevas normas nacionales legalmente vinculantes que exigen que los fideicomisos ofrezcan sustento caliente las 24 horas del día durante toda la semana, permitiendo a los pacientes elegir su cena desde la cama, con verduras y pescado frescos y disponibles.

“Es una receta para el desastre, una vergüenza total”, con estas sucintas palabras, la reconocida cocinera y escritora sudafricana-británica Prue Leith criticó en un artículo para The Guardian, en junio de 2018, referenciado por Express News UK, el ´pobre’ nivel de las comidas en los hospitales del Reino Unido. Como señaló, 80 000 de los platos ofrecidos a los pacientes se dejaban intactos diariamente y dos tercios del personal hospitalario admitieron que no considerarían comerlos.

Posteriormente, Leith fue contratada por la Agencia de Normas Alimentarias (FSA) como asesora para su Revisión de Regímenes Hospitalarios. Esta se centró especialmente en garantizar que todo lo que se proporcionaran en las salas fuera nutritivo y sano, evitando así una repetición del escándalo de 2019 relacionado con la venenosa ‘listeria monocytogenes’ de la que se confirmó su presencia en sándwiches y ensaladas.

El problema fundamental, observó Leith para el boletín ‘Habilidades de Cocina’, es que el NHS no acepta el argumento de que una buena dieta es medicina, y que con ello, los pacientes se recuperarán más rápido y dejarán libres las camas más pronto si se alimentan bien. Sin embargo, en una extensa evaluación del sector realizada por la corresponsal de The Guardian Mina Holland el 9 de noviembre, Leith describió los menus en el hospital St Richard’s de Chichester, West Sussex, como “las mejores porciones institucionales que jamás haya disfrutado”.

El aparente optimismo de Leith no es compartido por todos. El 21 de febrero, el Scottish Daily Mail destacó el torrente de comentarios condenatorios sobre el Hospital Reina Isabel de Glasgow, Escocia.  Aunque la atención era de primera clase, declaró uno, la comida era incomible, repugnante y “era más probable que le hiciera enfermar a que le ayudara a mejorar”.

La cobertura de The Guardian de Holland también mencionó “el hombre en Glasgow que sirvió un plato de pavo y patatas tan horrible que la junta local del NHS (Servicio Nacional de Salud) se vio obligada a emitir una disculpa pública”.

Las razones de la crítica

Según una investigación realizada por la Biblioteca del Fondo del Rey, las razónes más comúnes por la que muchos pacientes no empiezan o no terminan sus platos es que les parecen poco apetitosos (49,2 %), “no les gusta el sabor” (39,6 %), “no tienen apetito o se sienten mal” (36,3 %), “temperatura incorrecta” (24,6 %), “no hay otras opciones” (21,3 %), “les traen demasiado pronto o a menudo  tarde” (17.1 %), “prefieren los viveres que les llevan sus visitants” (17,5 %).

Igualmente, reveladora fue la “fascinante nueva tabla de clasificación” de todos los fideicomisos del NHS de Gran Bretana. Su elaboracion se basó en las respuestas de 5 877 pacientes interrogados sobre su elección de los alimentos ofrecidos, su sabor, textura, temperatura de servicio, acceso a los menus y disponibilidad las 24 horas. Los resultados, noto la periodista de salud del Daily Mail, Emily Stearn, en abril de 2023, expusieron el “lamentable estado” de la gastronomía hospitalaria.

Durante décadas, subrayó Stearn, los pacientes se han quejado de menus monotonos o sobrecocidos, cenas frías y porciones diminutas, citando ocasiones quando les han dado “solo tres palitos de pescado y empanadas de verduras con una cucharada de salsa encima”. Por lo que, recientemente, el NHS Inglaterra lanzó sus nuevas normas nacionales legalmente vinculantes que exigen que los fideicomisos ofrezcan sustento caliente las 24 horas toda la semana, permitan a los pacientes elegir su cena desde la cama y hagan que verduras y pescado estén más disponibles.

Stearn estima que el NHS distribuye 140 millones de comidas a los pacientes cada año y que hay 1,2 millones de miembros del personal que asimismo, necesitan alimentarse y beber durante su turno. Al parecer, una quinta parte de las raciones calientes que sirven en los hospitales del NHS se producen en una fábrica de Wiltshire, propiedad de la empresa privada Apetito, y luego “las transportan a destinos que estan a veces a 650 millas o más de distancia”. Apetito opera en Alemania (donde se fundó), los Países Bajos, Austria, España, Francia, el Reino Unido, Canadá y los Estados Unidos.

Tanto Lorna Middleton, participante de la Asociación de Alimentos de Sheffield, como Kitty Drake, colaboradora del análisis de Mina Holland, coinciden en que dejar de utilizar empresas de catering externas para obtener nutrientes listos para consumir y en su lugar, cocinar allí mismo comestibles frescos adquiridos localmente aumentaria la calidad y ahorraría dinero al NHS.

En 2023, observa Drake, se tiraron 3.600 toneladas de raciones incomibles, por lo que, claramente, si esto se reduce, terminará menos cantidad en la basura. Una disminución en los gastos innecesarios indudablemente, atraera tanto a la Ministra de Hacienda, Rachel Reeves, como a su colega del gobierno laborista, el Ministro de Salud Wes Streeting.

La primera, en su presupuesto del 30 de octubre, se comprometió a invertir £22 mil millones adicionales en el NHS y el segundo informó en la Conferencia Annual de Proveedores NHS, en Liverpool, el 13 noviembre que de ahora en adelante los hospitales se calificarán en función de atención y las finanzas, para que los pacientes puedan ver si están recibiendo un buen servicio. Ninguno de los dos ha indicado hasta ahora, si estas medidas se dirigiran a mejorar las dietas hospitalarias.

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