Clasificados al Mundial 2026: Sudamérica define a sus representantes

Vista aérea del Estadio Akron en Guadalajara, México sede del Mundial 2026 Vista aérea del Estadio Akron en Guadalajara, México sede del Mundial 2026
Vista panorámica del Estadio Akron, en Guadalajara, sede del mundial 2026.

Clasificados Mundial 2026 Sudamérica: las Eliminatorias concluyeron con seis selecciones asegurando su cupo directo y Bolivia logrando el repechaje intercontinental.

Seis selecciones obtuvieron boleto directo al Mundial de la categoría de mayores, el certamen del deporte mundial más importante del planeta, gracias a que para esta edición la CONMEBOL tenía seis plazas directas + 1 plaza de repechaje gracias al nuevo formato del Mundial con 48 equipos.

Clasificados directos al Mundial 2026 por Sudamérica

            1.         Argentina — terminó en el primer lugar con 38 puntos. 

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            2.         Ecuador — segundo. 

            3.         Colombia — tercero. 

            4.         Uruguay — cuarto. 

            5.         Brasil — quinto. 

            6.         Paraguay — sexto. 

Bolivia y el repechaje histórico

Bolivia, busca volver después de 32 años de ausencia. Bolivia, que consiguió el puesto de repechaje al vencer a Brasil 1-0 en la última jornada y aprovechando que Venezuela no logró los resultados suficientes para conservar la séptima posición. Una de las sorpresas de “La Verde”, fue Miguel Terceros, que con 7 goles en estas eliminatorias, aportó de gran manera a este gran logro.

Clasificados Mundial 2026: Empieza el sueño mundialista en Sudamérica

Ilustración de la independencia de Centroamérica con banderas y bailes.
Banderas y trajes típicos muestran las celebraciones de Latinoamérica.

Estas eliminatorias quedarán recordadas como algunas de las más competitivas en mucho tiempo en Sudamérica: la lucha por los puestos del medio fue intensa, varios equipos aspiraban hasta la última jornada, y Bolivia logró algo histórico al acceder al repechaje derrotando a Brasil. Los clasificados directos tienen ahora, la tarea de no relajarse: con un Mundial expandido, hay más visibilidad, mayor competencia, y exigencias altas.

Para Bolivia, ese repechaje representa la última oportunidad. Si logran superarlo, sería un mérito enorme, dadas las dificultades logísticas, la altura, la presión y el nivel de rivales. Para otros equipos que se quedaron cortos (Venezuela, Perú, Chile), queda la reflexión sobre qué hacer para el próximo ciclo: renovación, fortalecimiento, etc.

Los clasificados para el mundial 2026 por Sudamérica no lo tendrán nada fácil, incluso, para los que ya están dentro: debido al nuevo formato, al número de partidos, a la densidad de competidores, y al desgaste acumulado. Pero también hay muchas motivaciones: ver nuevos talentos, más países participando, y una plataforma grande para el fútbol sudamericano.

Crónica desde Barranquilla: Colombia volvió a creer

Jugadores de la Selección Colombia celebrando contra Bolivia.
James Rodríguez y la Selección Colombia celebran ante Bolivia.

Hay estadios que no esperan al gol para explotar. El Metropolitano de Barranquilla es uno de esos templos donde el calor, literal y simbólico, empuja antes de que el balón ruede. Esa noche, en el 3-0 de Colombia sobre Bolivia, esa energía no solo se sintió: se necesitaba.

Porque más allá del resultado, lo que estaba en juego era algo más difícil de medir: la fe. Esa que se pone a prueba en las clasificatorias sudamericanas, donde cada partido es un pulso emocional y político. La selección colombiana llegó al partido herida, cuestionada, con el técnico Lorenzo bajo la lupa y con una hinchada dividida entre la paciencia y la desesperanza.

Pero en Barranquilla, nada de eso se notó. Allí se canta antes del himno, se grita hasta el saque de banda, se baila, aunque el sudor no dé tregua. Es un acto de resistencia cultural. Yo estuve allí. Y no fue un día cualquiera: fue mi primera vez en el Metropolitano, mi primer partido apoyando a la selección en casa.

El calor era agobiante, y la logística para entrar al estadio —filas, empujones, desorden— hizo todo cuesta arriba. Pero todo eso desapareció en el instante en que subí las escaleras y vi el campo. Verde, vibrante, inmenso. Ese escenario que sería cómplice, minutos después, de tres gritos interminables que nos pusieron de nuevo en la ruta al Mundial 2026.

Fue la noche de un ‘Rockstar’: Dayro Moreno

El estadio era una fiesta. Y sobre el césped, los protagonistas no decepcionaron. James Rodríguez con su pausa elegante, Luis Díaz con su vértigo caribe, y Juan Fernando Quintero con esa zurda que sigue escribiendo poesía. Todos brillaron. Todos parecían conectados con ese ambiente que lo envolvía todo.

Pero si hubo un momento en que el Metropolitano se vino abajo, fue con un cambio. Entró Dayro Moreno. 40 años. Máximo goleador histórico del fútbol profesional colombiano. El sonido fue ensordecedor. No había una sola voz que no gritara, que no aplaudiera, que no celebrara esa aparición como si fuera casi más importante que la clasificación. Un jugador que unió, por un instante, a un país que venía nervioso, desconfiado, casi cínico con esta selección. Irónicamente, después de haber alcanzado la final de la Copa América 2024.

Dayro entró, y con él, la memoria, la nostalgia, el respeto. Fue una ovación que no necesitaba justificación. Un homenaje en tiempo real. Un símbolo de que el fútbol también se trata de las historias que trascienden el resultado.

Más allá del marcador, lo que dejó esta noche fue una sensación de reencuentro. Entre la gente y su equipo. Entre los jugadores y su fútbol. Y, quizás, entre la selección y esa idea de que aún se puede soñar con el Mundial. Porque sí, el camino es largo y duro. Pero esa noche, en Barranquilla, Colombia volvió a parecer ‘Colombia’.

En las gradas, los niños trepaban los asientos para ver mejor. Los vendedores de gaseosa gritaban por encima del gol. Y los abuelos, con camisetas desteñidas de otras generaciones, aplaudían con una fe que no necesita explicaciones. Fue una noche de goles sí, pero, sobre todo, de pertenencia.

De las mejores experiencias de mi vida ésta. Una que, sin duda, quiero repetir

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