El inhóspito e incierto escape a la libertad
Desde el pasado 12 de octubre cuando el gobierno de Estados Unidos anunció la entrada en vigor de un nuevo proceso de control migratorio que busca disminuir la presión de la migración irregular de venezolanos en la frontera suroeste de los Estados Unidos, los objetivos de miles de latinoamericanos sufrieron un choque impactante.
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Previo acuerdo con el Gobierno mexicano del presidente López Obrador, las autoridades norteamericanas establecieron que, a partir de ese momento, «los venezolanos que ingresen a Estados Unidos entre puertos de entrada, sin autorización, serán devueltos a México”, según un comunicado del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de los Estados Unidos.
Con esto, las ilusiones y los rostros de cientos y cientos de venezolanos se oscurecieron y turbaron profundamente. Hasta esta fecha, la gran mayoría de ellos habían cruzado sin visado la frontera sur de los Estados, no habían sido deportados bajo la agencia de salud pública, conocida como Título 42, que los evaluaba y luego los liberaba para que enfrentaran el procedimiento de deportación ante la corte de inmigración, donde tenían la opción de solicitar asilo y seguir desplazándose hacia diferentes estados de EE. UU. como La Florida, Texas, Arizona y California.
En septiembre de este año, el presidente Biden había declarado en relación con estos migrantes: «Estoy atento a Venezuela, Cuba y Nicaragua. La posibilidad de enviarlos de regreso a esos países no es racional». Y es que en las dos últimas décadas, Venezuela ha venido perdiendo aproximadamente el 20 por ciento de su población.
Uno de cada cinco venezolanos ha salido huyendo de su país a causa «de la violencia, la inseguridad, la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales”, dando origen a una de las mayores crisis migratorias del mundo, de acuerdo con lo señalado por la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur).
Un 84 por c ient o d e los 7’100.100 venezolanos que en estos momentos ostentan la condición de refugiados, migrantes y solicitantes de asilo, se encuentran en países latinoamericanos, especialmente en Colombia, que ha recibido un 35 por ciento (2,5 millones) de venezolanos, Perú un 18 por ciento (1.3 millones), Ecuador un 7 por ciento (502 mil), Chile un 6 por ciento (448 mil) y Brasil un 5 por ciento (358 mil,) según las últimas cifras de la «Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V)”.
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Fuera de América Latina, los países que han acogido la mayor cantidad de migrantes venezolanos son los Estados Unidos, con un 8 por ciento (545.000) y España, con un 6 por ciento (438.400).
Por: Alejandro Ruiz Mulero