«Rusia no puede ganar esta guerra».

En el cierre de la Cumbre de la OTAN, el presidente de Estados Unidos ha anunciado una partida extra de 800 millones de dólares para ayudar militarmente a Ucrania ante el anuncio de: «Rusia no puede ganar esta guerra».

 Tanto el primer mandatario de los Estados Unidos como el resto de políticos han calificado de «histórica» la reunión, por el momento en el que se ha celebrado y por las conclusiones en los diferentes temas que se han puesto sobre la mesa.

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Son muchos los adjetivos que deja esta cumbre de la OTAN, pero si tuviéramos que elegir uno, parece claro que «unidad» es el más adecuado. Esta es la sensación que ha dejado la Cumbre, entre las principales potencias y países de la OTAN. Además, con el cierre de filas de los treinta países miembros, en la condena a Rusia por la invasión de Ucrania y ha puesto en marcha una nueva doctrina de defensa y seguridad para los próximos años, que difumina los límites geográficos de la actuación del bloque militar y lo expande más allá de las fronteras de Europa.

En este sentido, la Alianza ha impulsado en Madrid un nuevo rumbo asiático que considera a China como un desafío para los intereses del bloque occidental y muestra su compromiso con la seguridad del flanco sur de la Alianza, con la vista puesta en el Sahel, el norte de África y el Mediterráneo, precisamente donde se ha incrementado la presión de Moscú y Pekín.

Entre las conclusiones está también, el nuevo concepto estratégico adoptado por la OTAN en Madrid, que sustituye a la doctrina de defensa establecida en la cumbre de Lisboa hace doce años, cuando Rusia todavía era un socio fiable, pero que después de la invasión rusa de Ucrania ha alterado la estabilidad en Europa. En el documento de 16 páginas aprobado por los jefes de Estado y Gobierno de la Alianza se califica a Rusia como «la amenaza más directa e importante para la seguridad, la paz y la estabilidad en el área euro-atlántica».

La cumbre de Madrid de la OTAN ha centrado también sus conversaciones en cuestiones como el cambio climático, la ciberseguridad, la creación de un fondo de innovación para asegurar el recambio tecnológico (con una inversión inicial de mil millones de euros) y la lucha contra el terrorismo, con una especial atención al Sahel, el norte de África y Oriente Medio.

 Finalmente, otro de los grandes logros de la OTAN es la bienvenida a la adhesión de Suecia y Finlandia a la Alianza, de la que solo falta surtir los procesos requeridos.

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Sin embargo, en medio de los acuerdos también estuvo presente una posición más extrema, presentada por las tres pequeñas repúblicas bálticas (Lituania, Letonia y Estonia), para las que la amenaza rusa pone en peligro su propia existencia –no en vano, fueron parte de la antigua Unión Soviética y tienen entre su población importantes minorías rusas- que reivindican un fuerte aumento permanente del número de efectivos de los batallones multinacionales que actualmente, están desplegados en sus países.

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